El documental latinoamericano en el siglo XXI: impacto y deudas pendientes

Claudia Ferman, editora

El lenguaje documental exhibe una tradición de gran continuidad en América Latina, cuyo desarrollo ha ido paralelo a la producción de ficciones, y en las últimas décadas y gracias a la revolución digital, muchas veces la ha aventajado. Las razones de esta productividad son conocidas: la proliferación de movimientos sociales que vieron en el documental un instrumento eficaz para comunicar y promover debates relacionados con las luchas sociales y políticas; la preferencia por estéticas realistas más afines con un cine de compromiso político; la creación de escuelas de cine a lo largo y ancho de la región, particularmente en las dos últimas décadas; el desarrollo de la televisión educativa y comunitaria en países con gobiernos de democracias progresistas, que vieron en esta producción un importante instrumento para la transformación social y, en general, la creación de espacios alternativos de exhibición (ver Julianne Burton, 1990; Antonio Traverso & Tomás Crowder-Taraborrelli). La relevancia de esta producción también puede verse en la progresiva creación de festivales dedicados exclusivamente al documental en el contexto latinoamericano como DOCSDF (México), FIDBA (Argentina), FIDOCS (Chile), CARACAS DOC (Venezuela), entre otros, y la ampliación del espacio dedicado al documental en los festivales internacionales de la región, por ejemplo, en los tradicionales Festival del Nuevo Cine Latinoamericano (Habana, Cuba) y Festival de Guadalajara (México), o en el BAFICI (Argentina).  Existe sin embargo un desequilibrio creciente entre una producción documental que prolifera y la reflexión crítica dedicada al documental, desequilibro que se hace aún más agudo cuando se revisan los procesos de circulación y archivo en el continente y las posibilidades de acceso del público a esa producción.  Existe hoy una conciencia generalizada tanto entre los productores como entre los críticos y educadores acerca de esta marcada desproporción. La importancia y la fuerza del llamado Nuevo Cine Latinoamericano, que dio especial importancia al documental, marcó la reflexión crítica en las tres décadas con las que se asocia este movimiento (de 1960 a 1980), e influyó enormemente en la producción posterior, tanto documental como crítica, en todos sus aspectos: histórico, estético y temático (ver Viviana Rangil, Gonzalo Aguilar).

En la actualidad pueden encontrarse cada vez más foros en los que se discuten las políticas de archivo y acceso y una creciente (aunque todavía muy insuficiente) bibliografía al respecto.  Este número especial propone un espacio de debate sobre la reciente producción en el contexto latinoamericano, una vez que la revolución digital ha delimitado y consolidado nuevos paradigmas productivos, de circulación y de acceso, y, por lo tanto, la apertura hacia nuevos públicos. Este corte temporal (los escasos trece años del siglo XXI) impulsa una consideración específica de las características de este nuevo paradigma, más allá de los aspectos estrictamente tecnológicos (“modalities of documentary film practice,” Jorge Rufinelli), paradigma en el que se manifiestan nuevos sujetos, creadores y protagonistas, nuevas formas de comunicar, nuevas relaciones de la producción documental con la vida y la política de las comunidades y sociedades, y nuevas formas de producir y transferir conocimiento (i.e. Jeff D. Himpele).

El temario que esta colección busca considerar incluye: comunicación audiovisual y políticas de estado; nuevas legislaciones sobre medios; la esfera pública y la contra-información; formación de público y educación; documental educativo / patrimonio, fondos fílmicos; tratamiento de archivos fílmicos en la producción reciente / mercado, circulación; archivo y acceso; / festivales de cine documental, información y análisis; balance de producciones nacionales o subregionales / escuelas y formación de documentalistas; formas y  teorías estéticas en el ámbito latinoamericano / estrategias de producción (colectivas, organizacionales); producción de colectivos indígenas u otros colectivos / miradas exógenas: el documental sobre América Latina; representaciones.

Enviar propuestas de 400-500 palabras hasta el 30 de junio de 2014. La colección puede incorporar imágenes y fragmentos en vídeo según las requerimientos de alter/nativas; se ruega indicar en la propuesta una breve información sobre las imágenes y el vídeo que se propone incluir en el artículo. Los ensayos deben ser de hasta 8000 palabras en castellano, portugués o inglés, deben incluir un resumen de 250-300 palabras así como una breve biografía del/a autor/a, y deben enviarse hasta el 1 de diciembre, 2014, a Claudia Ferman (cferman@richmond.edu), editora de este volumen.